Por Leomas
Ella dormía debajo de aquello que fue un puente. Su estómago estaba tan inflado que daba la impresión que la cría iba a ser numerosa. Hacia dos años que no se bañaba y su pelo estaba greñudo. Daba la sensasión, haber salido de un basurero en guerra.
De pronto vió a lo lejos a un elegante gato que se lamia elegantemente su pelaje. Penso: "Oh que gato tan lindo, pero es orgulloso". La perra sin fuerzas para levantarse lanzo algunos quejidos. Esos llegaron hasta el gato y en forma cortez y valiente, se le acercó con disimulo a quien sería madre en ese amanecer.
El gato no le pregunto su procedencia, Simplemente la miró con mucha dulzura y le dijo: "¿Desea gran señora, ir a mi casa a tener un parto feliz?". La perra lo miró con desprecio y se hizo la muy inteligente. El gato le volvio a insitir. La perra le hizo caso al gato. El gato se las ingenió y como pudo, llamó a varios amigos gatunos. Entre todos la subieron a un costal de seda. La ambulancia gatunesca la llevó a un palacio que habia sido abandonado y que era la casa de los gatunos y gatunitos.
La perra se instaló en la nueva casa. Ella se sintió princesa. Los gatos la bañaron con Shampoo perfumado y flores de azahar. Lociones y aceites finos cayeron sobre el mugre de su cuero. La pobre y fea perra se convirtió en reina y dama. Con buena comida y la comodidad llego por fin a su espinazo.
Un gato médico atendió el parto. Poco a poco los críos se fueron aumentando y 14 cachorros de buena raza llegaron a ocupar la casaquinta invadida por los gatos.
La perra se sintió doncella y ya no comía lo que le traían. Sólo pedía sopa de pollo y satines finos para dormir y vestidos de lino.
Los gatos y sobre todo el gato mayor, le hacía caso y la reverenciaba. Despues de tres semanas la malcriada, era elegante y caminaba como quinceañera. Los hijos perrunos, poco a poco se acomodaron en las camas de los gatitos.
Los pobrecillos, debian dormir en otros aposentos y la mayoria lo hacía en la calle o debajo de los arbustos.
Los cachorros fueron creciendo y cada dia desaparecía un gatito de los bellos. No se hicieron investigaciones, porque los gatos que atendian la justicia, estaban enamorados encima de los tejados.
Los jueces entre lo gatos, gozaban de vacaciones. "Como de costumbre en el palacio", alguien dijo. La perra ya daba ordenes gobernando todo. Los pobres gatitos se fueron saliendo de la casa, mientras los mas educados, seguían obedeciendo a la perra.
Oh que dicha, dijo la perra, ahora soy la dueña y señora de este palacio y tengo mis esclavos y todos estos gatitos, deben ser mis criados y sirvientes.
El caballero gato, una noche hablo con la perra y le dijo: "Quiero esta noche que recuerde, que la justicia estuvo cerca de su cría y que aqui le alimentamos y le dimos albergue".
La perra ladró como nunca y con su bocota, casi se come al gato manso. Los gatos se revolucionaron con fuerza. Se unieron a otros amigos gatunos y entre todos sacaron de la lujosa casa escarpada a la perra con su perros.
Desde ese dia los gatos ya no casaron ratones y disminuyó el trabajo. Muy cerca a una montaña, los turistas encontraron unos huesos de cadaver.
Al investigar y ver los esqueletos, alli estaban: 14 cachorros de perro, un esqueleto de perra flaca y uno de un hermoso gato.
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